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2007 03 * Ateus de Catalunya * Entrevista a Maurizio Turco - Un radical en defensa de la laicidad y los valores democráticos en el Parlamento europeo

Una breve biografía

Maurizio Turco nació el 18 de abril de 1960 en Taranto, una pequeña ciudad del sur de Italia. En el año 1979 ingresa como militante de base en el Partido Radical Italiano, al tiempo que inicia sus estudios de Perito Agrario, que finaliza en 1983 especializándose en viticultura y enología. Su interés por la política le lleva a la Universidad de Nantes, donde completa su formación con estudios superiores en Derechos Fundamentales.

Desde 1983 ha sido candidato en las listas promovidas por Marco Pannella y el Partido Radical italiano (Partido Radical, Lista Verde, Lista Antiprohibicionista, Lista Marco Pannella, Lista Emma Bonino). Ha sido miembro de la Secretaria Nacional del Partido Radical y director de “Notizie radicali”. En 1985 fue arrestado en Ankara (Turquía) por organizar —junto con Gianfranco Spadaccia y Gaetano Dentamaro— una manifestación de protesta en el cuarenta aniversario del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima.

Actualmente es diputado europeo por la circunscripción de Italia meridional, presidente de los diputados radicales en el Parlamento europeo y miembro de la Comisión para la libertad y los derechos de los ciudadanos, la justicia y los asuntos internos de la Unión. Asimismo es consejero general del Partido Radical Transnacional, y tesorero de la Liga Internacional Antiprohibicionista.

El pasado mes de julio inauguró el III Encuentro por la Laicidad en España con una conferencia sobre la situación de la laicidad en Europa, en la que abogó por formar un frente común para defender la democracia de la injerencia del Vaticano, y afirmó que ser “anticlerical” significa estar contra todos los privilegios, sobre todo —en nuestro contexto— los de la Iglesia Católica.



Entrevista

¿Cuéntenos cómo empezó usted su actividad política?

Empecé mi actividad política en la escuela y estoy en el Partido Radical desde el año 1979.

¿Considera que el perfil político del Partido Radical es exportable a otros estados europeos?

El Partido Radical está organizado constitucionalmente para no ser un partido nacional. No se presenta como tal a las elecciones y su campo de intereses abarca todos los grandes problemas de nuestro tiempo, problemas que no pueden ser resueltos desde un solo país, sino que precisan de una respuesta política transnacional. Nosotros pensamos que hoy es necesaria una Organización Mundial de las Democracias que una bajo un proyecto común a todos los países democráticos, no sólo para difundir este sistema de organización que, si bien no es perfecto es probablemente el mejor y es mejorable, sino sobretodo para garantizar los instrumentos de autocontrol de los sistemas democráticos.

¿Cree usted que los ciudadanos comprenden y valoran los postulados anticlericales de su partido?

Creo que si los ciudadanos estuviesen bien informados, si existiese un verdadero debate en los medios de comunicación, sobre todo públicos, la gente no sólo los comprendería, sino que estaría contenta de poder participar en una iniciativa que tiene por objeto reformar la política y, como consecuencia, también la Iglesia.

Creo que la batalla laica y anticlerical así como la hemos planteado sólo puede recibir oposición por parte de las jerarquías y las burocracias, políticas y eclesiásticas.

Aun a riesgo de realizar conjeturas… ¿piensa que finalmente se incluirá una referencia a la “herencia cristiana” en el Preámbulo de la Constitución europea?

No creo que al final consigan incluirla. Aunque sí estoy mucho más preocupado por la presencia del artículo 51, que por el contrario espero se consiga suprimir.

¿Considera que ello puede comprometer en el futuro la neutralidad ideológica de las instituciones europeas?

Si se incluyera una referencia a la “herencia cristiana” poco cambiaría en el plano de los hechos, ya que no crea derechos a favor de las iglesias. Creo que no debe ser incluida por una cuestión de principios. En cambio el artículo 51 crea derechos, las iglesias podrán formar parte del proceso legislativo, y podrán el día de mañana, gracias a la ambigua formulación del derecho europeo, exigir que los concordatos nacionales estén tutelados “de facto” por la Constitución europea, y por lo tanto no podrán ser revisados. Nosotros desearíamos en cambio que esos concordatos fuesen revisados y derogados, así como desearíamos derogar todas aquellas leyes que supongan privilegios para una u otra confesión religiosa. La libertad religiosa consiste también en “pagar” por las ideas en las cuales se cree.

¿Comparte la afirmación de la Iglesia Católica de que todo se reduce al deseo de ver reconocida su aportación a la cultura europea, o piensa que detrás de ello se ocultan otras intenciones?

Ese deseo queda fuera del ámbito constitucional, el reconocimiento de una herencia religioso-cultural no debe tratarse en un texto jurídico, sino en un texto histórico, por ejemplo.

Por otra parte, lo repito, aquello que querían lo han obtenido, los poderes les han sido garantizados con el artículo 51, en este momento están manteniendo sólo una batalla de principios. En el Semanario Católico francés lo han escrito claramente, mientras todos debatían sobre la referencia a la “herencia cristiana” la Iglesia ha conseguido hacer aprobar el artículo 51. Por otro lado, debo decir que se podría también poner en discusión que la jerarquía católica sea el mejor intérprete del pensamiento cristiano. No sólo hoy, sino en los veinte siglos en que el “cristianismo” ha sido impuesto, incluso con la fuerza y la violencia.

¿Cómo se gestó la inclusión del artículo 51 en el borrador final de la Constitución, teniendo en cuenta que no aparecía en el anteproyecto presentado por el Praesidium al pleno de la Convención en octubre de 2002?

Ha sido muy sencillo. La COMECE ha depositado una Aportación al Praesidium de la Convención, que ha sido aprobada sin tocar una coma, que es el artículo 51. En él se habla de iglesias pero también de otra entidad que podría asociarse a la masonería. Yo soy del parecer que no se trata de un regalo de los obispos a la masonería, sino de un matrimonio, oficialmente contranatura, con algunos sectores de la masonería. Por otra parte no desvelo ningún secreto si afirmo que en las instituciones europeas personajes ligados a estos dos mundos, oficialmente no comunicantes, se encuentran para compartir y cogestionar el poder material.

Usted elaboró una “propuesta de resolución para el respeto de los principios de libertad religiosa y de la laicidad del estado en la futura Constitución europea” que contó con el respaldo de 253 de los 625 diputados del Parlamento europeo. ¿Considera que ha permitido alcanzar algún resultado tangible?

Por unos pocos eurodiputados no llegamos a obtener la mayoría simple, es decir la firma de más de la mitad del parlamento, y además obtuvimos el apoyo de parlamentarios nacionales de los 15 estados miembros (incluyendo a países como Irlanda). Aún así el resultado no ha sido tangible dado que la prensa oficial no prestó atención a esta resolución. Sólo la recogieron algunas agencias de prensa y tuvo eco dentro de los ambientes laicistas, pero poco más; lo más sorprendente es que en España habíamos obtenido apoyos a nuestra resolución como los de Fernando Savater, Elvira Lindo o Rosa Montero. Además ni yo ni mi grupo fuimos miembros de la Convención, con lo que mi propuesta de resolución se desenvolvió marginalmente.

Aun así podemos congratularnos de haber abierto un debate en el que unos 600 legisladores europeos se han manifestado ya a favor de una Europa laica, que puede hallarse en la web:  http://www.radicalparty.org/lay_europe/form.php.

¿Cómo valora que su “propuesta” haya recibido el respaldo de diputados de todos los grupos con representación en el Parlamento europeo?

Valoro positivamente que incluso en los grupos teóricamente afines a las posiciones de la Iglesia Católica, y en particular el Popular, hayan habido objeciones. No estoy en condiciones de valorar si se trata de objeciones de conciencia, pero me inclino a pensar que son diputados que saben que por encima de su conciencia y de sus creencias está su obligación. Todos y cada uno de nosotros debe tener conciencia de actuar en defensa de los intereses de todos los ciudadanos.

Mi iniciativa tiene la característica de estar dirigida a los intereses de todos, de crear las condiciones para que todos los ciudadanos de las distintas creencias políticas, culturales, filosóficas, religiosas, confesionales y aconfesionales, puedan convivir libremente. Quien cree que las propias convicciones tienen alguna cosa mejor que las otras pone las bases para las discriminaciones, y cuando se empieza a discriminar, a aceptar el principio de la discriminación entre ideas, se sabe de donde se parte pero no donde se acabará. O a lo mejor si lo sabemos. Algunos siglos atrás tuvimos las hogueras, en el siglo pasado las cámaras de gas... Tenemos el deber de crear las condiciones adecuadas para que esto no vuelva a suceder.

¿Por qué delegó en los españoles Borrell, Carnero y López Garrido la presentación de su “propuesta” a la Convención?

El grupo Radical no tenía opción a participar en los trabajos de la Convención. Borrell, Carnero y López Garrido estaban entre los firmantes de mi iniciativa, y me propusieron depositarla en la Convención en forma de Aportación a la mesa de la Presidencia de la Convención, de modo que así daban una comunicación formal de lo sucedido en el Parlamento.

¿Por qué empleó usted en su “propuesta de resolución” el término “libertad religiosa” en lugar de la fórmula más comprehensiva de “libertad de conciencia”, que incluiría de forma más explícita también a los ciudadanos no creyentes?

Elegí intervenir sobre la cuestión que estaba inscrita en la agenda política, la de la inserción en la Constitución europea de una referencia a las raíces cristianas. Por lo tanto he construido una resolución que explicaba por qué esta inserción habría violado el principio de libertad religiosa. Lo cual no significa que no privilegie la libertad de conciencia, pero en lo específico creí, y estoy aun convencido, que también dejaba claro que la libertad de religión presupone la igualdad entre los credos. Tanto es así que quienes han firmado han pedido: “garantizar que ninguna referencia directa o indirecta a una religión o creencia específica sea incluida en la futura Constitución europea” y “promover la libertad de religión, de cambiar de religión, de manifestación de la religión a través de un culto y de asociación religiosa, así como a los principios de laicidad del Estado, de separación e independencia entre Estado e Iglesia”. Lo esencial es que ambos derechos fundamentales estén protegidos y sean promovidos y aplicados.

El pasado año remitió usted a la Comisión europea una pregunta parlamentaria por el incumplimiento de la directiva VI sobre armonización fiscal por parte de España, que mantiene irregularmente la exención fiscal para los objetos de culto religioso. ¿Cuál es la situación actual?

En realidad ya en 1989 la Comisión europea había abierto un proceso de infracción contra el Reino de España por dicha violación. Pero misteriosamente el proceso se interrumpió justo en el momento en que la Comisión estaba a punto de enviar una carta de apremio al gobierno español.

La respuesta que envió la Comisión a mi pregunta parlamentaria fue más o menos que la exoneración del IVA de la Iglesia Católica española no incide particularmente en el presupuesto general de las comunidades europeas y por ello no tiene relevancia. De hecho, la Comisión nos viene a decir que el total exonerado a la Iglesia Católica española no tiene ningún impacto en el presupuesto comunitario, por lo que es permisible aunque se viole manifiestamente una Directiva europea; pero lo que es más grave aun es que la Comisión aceptó que de ese dinero exonerado a la Iglesia católica española se responsabilice el Estado español, cubriendo de los bolsillos de los ciudadanos españoles el agujero producido por el dinero exonerado que la Iglesia deja de pagar. Estamos hablando de millones.

¿Si el Estado Español no aporta una respuesta consistente y persiste en el incumplimiento de esa directiva ¿qué consecuencias podrían derivarse ante el Tribunal Europeo de Justicia?

El Estado español ya respondió, y su respuesta fue una total negativa a cualquier tipo de colaboración para no “dañar las relaciones que el Estado español mantiene con la Santa Sede”.

Nosotros queremos recurrir a la Comisión para que reabra el proceso de infracción que bloqueó sin razones aparentes. Si no lo logramos denunciaré el caso ante el Mediador europeo.

¿Cree que la ampliación a nuevos países puede comprometer todavía más el futuro de la laicidad en Europa?

Diría que en cuanto a poner en discusión el actual equilibrio, en términos de poder político ligado de pies y manos al poder religioso, es muy reducido. El ingreso de Polonia comporta el riesgo de hacer saltar este equilibrio, por un lado de anular cualquier capacidad de laicizar paises como Italia, España y Portugal, y por otro de catolizar las instituciones, sobretodo las europeas.

¿Cómo afectará el incremento de población islámica en Europa a los principios tradicionales de la laicidad? ¿Habrá una respuesta europea coordinada?

Yo creo que sobre este problema no existen medias tintas o terceras vías. Debemos estar convencidos antes de nada nosotros, nosotros europeos, nosotros laicos, nosotros demócratas, que el principio de la laicidad es un principio al que no se puede renunciar para ninguna región. En estos momentos me resulta un poco difícil decir qué debemos hacer para acercar a los musulmanes a los principios de la laicidad, es indispensable estar convencidos nosotros mismos, convencer a los no islámicos que aceptan por conveniencia o conformismo el principio de la laicidad, pero no ven la hora de aplicarlo. ¿Por qué debería escandalizarme si un Imam tuviese dificultad para aceptar este principio y debería dar por descontado que la Iglesia Católica no lo ha reconocido nunca? De hecho no me escandalizo y lucho para que el principio de la laicidad sea respetado y, debo decir la verdad, en los países en los cuales la religión católica ha logrado imponerse no sólo a nivel social, sino también político, la laicidad no sólo está en peligro sino que ha sido gravemente violentada.

A la vista de los acontecimientos ¿cree que en el futuro Europa será efectivamente un “club cristiano”, como se apuntó a raíz del aplazamiento del ingreso de Turquía en la Unión?

¡Ojalá el riesgo fuese que Europa se convirtiera en un “club cristiano”! El intento es convertirla en un “club católico”. Un club dominado por la jerarquía católica, o sea por los intereses de poder de la jerarquía católica. Ese es el problema. Es decir, el riesgo de que se legitime el intento de conquistar el poder por parte de una organización de corte religioso y no político. Que sea católica, islámica o de otro credo no me interesa. La libertad de religión no se toca, así como no se toca el Estado laico.

¿Ve posible que la Santa Sede trate en el futuro de presionar a las instituciones comunitarias y a los estados afines para obtener un concordato con la UE?

Totalmente, la ambigüedad del artículo 51 se presta a ello. La situación es grave porque el artículo 51 dice: “la Unión respeta y no prejuzga el estatuto previsto en las legislaciones nacionales para con las Iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas de los estados miembros”. Con la excusa de reconocer la libertad religiosa este artículo puede fácilmente legitimar discriminaciones.

Ello puede conducir a dos situaciones, y el peligro se encuentra en ambas posibilidades: la primera es que la UE se vea obligada constitucionalmente a establecer acuerdos con las confesiones religiosas, quitando competencias a los estados miembros, de modo que una institución nueva como la UE se “hipoteca” creando sistemas legales muy peligrosos y difíciles de revisar, ya que los concordatos y acuerdos otorgan privilegios que originan discriminaciones. La segunda posibilidad corresponde a la situación inversa, donde la UE no tenga ninguna competencia en esta materia, y por ello no pueda intervenir si un concordato o un acuerdo viola los derechos fundamentales de los individuos, así como los principios fundamentales de un Estado.

¿Cómo cree que afecta de forma específica a Italia el hecho de contar con el Vaticano dentro de su territorio?

El pasado año hicimos en Italia una campaña electoral con Emma Bonino que tenía como lema “Decides tú o el Vaticano”, creo que con eso respondo suficientemente a la pregunta.

¿Cuál es su posición ante la campaña de Catholics for a Free Choice para cambiar la actual condición de Estado de la Santa Sede en la ONU por el de ONG, igual que las demás organizaciones religiosas?

He apoyado la campaña de Catholics for a Free Choice y no sólo eso sino que he presentado una “resolución” ante el Parlamento europeo sobre la anulación del estatus actual de la Santa Sede ante la Organización de Naciones Unidas…

Usted estuvo presente en el III Encuentro por la Laicidad en España celebrado en Albacete. ¿Qué le ha parecido la iniciativa? ¿Es necesaria una mayor coordinación a nivel europeo entre las organizaciones que defienden la laicidad?

El III Encuentro que se ha celebrado en Albacete me ha parecido importante, tanto por el número como por la calidad, la diversidad de los participantes y por lo que se ha debatido. He podido leer las actas finales que me han confirmado esta impresión.

Lamentablemente el frente laico anticlerical, como otros, tiene muchos seguidores y también muy decididos. Pero antes de la coordinación a nivel europeo (y por qué no mundial) hay cuestiones que deberían profundizarse para comprender por qué en esos frentes de lucha no se consiguen iniciativas visibles y resultados concretos. Yo creo que se trata de un problema puramente político

¿Tiene pensado poner en marcha alguna nueva iniciativa en defensa de la libertad de conciencia y de la laicidad en Europa?

Creo que debemos aprovechar el calendario electoral europeo para inscribir en la agenda política la defensa, mejor la promoción, de la laicidad a partir de la Unión Europea. Creo que es necesario trabajar para la presentación de listas laicistas, antiprohibicionistas, por la libertad de investigación científica… que tengan como objetivo la libertad de los individuos. Creo que en España es necesaria una coalición electoral que obligue a los mayores partidos políticos españoles a confrontarse sobre propuestas políticas alternativas, porque hoy asistimos a una competición entre dos proyectos que se diferencian más que nada por el nombre.

Si en los próximos meses logramos escuchar y hacernos escuchar, si logramos involucrar a aquellos que en este país no han tenido que “firmar pagarés” para su supervivencia material y política, si logramos en fin crear las condiciones adecuadas para presentar listas electorales, creo que merecería la pena poner en acción el propio nombre, la propia historia y en cuanto me concierne, el propio escaño.